domingo, 4 de abril de 2010

El Cóndor, poema de Pablo Neruda

EL CÓNDOR

Yo soy el cóndor, vuelo
sobre ti que caminas
y de pronto en un ruedo
de viento, pluma, garras,
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante
de huracanado frío.

Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola vives,
y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.

Hembra cóndor, saltemos
sobre esta presa roja,
desgarremos la vida
que pasa palpitando
y levantemos juntos
nuestro vuelo salvaje.

3 comentarios:

  1. Es maravilloso como en este poema Neruda, a través del cóndor y de su vuelo sobre la hembra cóndor, permite que evoquemos ese momento en el que el abrazo, el roce, las manos permiten que dos cuerpos vuelen alto, remonten la cumbre y la piel sienta que se quema sin saber si es por frío o si es por el calor que invade su sangre y colorea su faz. Ese abrazo, ese fuego que da el ímpetu, la fuerza para luego de una pausa, devorarse al mundo. Es el amor hecho carne, hecho pluma, que vuela, que vuela

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